Ilusiones preferentes. Segunda parte. (2/2)
¿Y si pudieses hipotecar tus sueños a cambio de hacerlos realidad?
Aquí les dejo el desenlace del relato Ilusiones preferentes. Si ya leíste de la primera parte, te animo a descubrir el final de la historia. Si no, ¿A qué estás esperando? (No digas que no te lo advertí)
Ilusiones preferentes. Primera parte. (1/2)
Tengo algo entre los dientes, lo sé. No consigo notarlo con la lengua, pero seguro que tengo algo entre los dientes. Si no, ¿por qué la nueva secretaria me iba a mirar con esa cara de asco? Joder, dónde coño estás maldito hijo de-
—Ha llegado su visita de las cinco, señor Bielsa—. Casi se me sale el corazón por la boca al ver la diminuta proyección virtual de mi secretaria, de pie sobre la mesa.
—Gracias, preciosa. Hazle pasar. Y te he dicho que me llames Juanmi, ya sabes, para que haya buen rollo.
—En seguida le paso, señor.
—Otra cosita, querida. ¿Te importa traerme un holoespejo?
—Ahora mismo, señor.
A esta chica le queda mucho por aprender si quiere llegar a ser más que una simple secretaria. Menos mal que no la ha cagado de momento, porque con ese carácter que tiene y lo poco arregladita que va, no sé cómo pasó las entrevistas. La anterior por lo menos tenía un buen par de tetas.
Singularidad. Segunda parte. (2/2)
Lo prometido es deuda. Aquí les dejo el desenlace del relato Singularidad. Si ya leíste de la primera parte, te animo a descubrir el sorprendente final. Si no, ¿A qué estás esperando? (No digas que no te lo advertí)
Singularidad. Primera parte. (1/2)
Abrí la puerta de la vieja librería, y el sonido de la campanilla me transportó inmediatamente a tiempos tan antiguos como mis recuerdos. Había pasado una vida desde la última vez que crucé el umbral entre la realidad y la fantasía; entre la apatía de una adolescencia tímida y aislada, y la valentía de enfrentarme —aunque fuese como mero espectador— a infinitas aventuras, dramas y misterios.
Cuando el incisivo tañido de aquella guardiana de historias se fue apagando, todo quedó en silencio, como si cualquier sonido quedase amortiguado por el peso del polvo y la memoria. Mis dedos, surcados por los aperos del tiempo, recorrieron el lomo de los cuerpos acostados, leyendo con esfuerzo los nombres de mis antiguos compañeros de batalla. Hacía demasiado tiempo que mis yemas no sentían el agradable tacto del cartón, el cuero y el papel. Sin embargo, recordaba perfectamente las horas que pasé sentado en aquellos pasillos estrechos, descubriendo con asombro los retos a los que debían enfrentarse Ulises, Ahab y compañía.
¿Quieres mejorar como lector? Pues olvídate de trucos para leer más rápido
Dice Robert McKee en su libro El guión, que cualquier teoría sobre los paradigmas y los modelos infalibles de redacción que sirven para alcanzar el éxito comercial es un completo disparate. McKee carga con esta lapidaria frase contra aquellos que, como Syd Field, se empeñaban en reducir la creatividad a una fórmula matemática incuestionable. Una suerte de dogmático manual de instrucciones para triunfar en el séptimo arte, entendiendo por triunfar no el hacer buenas películas, sino millones en taquilla. Convertir el noble oficio de contar historias, en un manual del perfecto vendedor comercial.
Sin duda, Robert McKee es un personaje controvertido con una curiosa manera de exponer su verdad y es ampliamente conocido el enfrentamiento académico que siempre ha mantenido con Field, el otro gurú de la escritura de guiones. No obstante, si conseguimos decantar y neutralizar el veneno de la frase, el mensaje subyacente es una máxima que bien podría aplicarse también a la lectura y a la vida en general.
Leer más
El vínculo
Floto ingrávida entre sueños inconexos, ajena a cualquier preocupación. Alejada del presente, del pasado y del futuro. Me envuelve por completo una deliciosa sensación de oscura calidez, apenas comparable con cualquier otra que recuerde.
De repente, todo mi universo desaparece con una sacudida que me empuja a través de un agujero de gusano.
El final de mi búsqueda
Los años perforaban mi consciencia como lentas y dolorosas lanzas redentoras, sin poder siquiera vislumbrar el horizonte final de mi pesquisa. Cada gruta que exploraba, cada horror que superaba a costa de mi cordura, me otorgaba tesoros deslumbrantes. Sin embargo, esas alhajas no eran más que máscaras vacías que nublaban mis sentidos y terminaban por traerme más desdichas que fortuna.
Etéreo Cronos
Hace un tiempo, el grupo de rock Mondo Diávolo me propuso hacer una serie de relatos a partir de lo que me evocasen las fotografías de estudio, tomadas por la increíble fotógrafa Medialuna Photography para la promoción de su anterior disco (afortunadamente en breve sacarán nuevo trabajo).
Los que conozcan un poco la trayectoria del grupo y su puesta en escena – no se mueran sin ver a estos monstruos en directo -, comprenderán que era una oferta imposible de rechazar, máxime con la calidad de las imágenes y las poderosas emociones que transmitían. Por lo tanto, me puse inmediatamente manos a la obra y el resultado fueron seis oscuras historias de que pasarán a engrosar con honores la categoría de Inspiraciones Mutuas y de las cuales hoy les traigo la primera entrega, que si me permiten la deferencia, pertenece a mi buen amigo Miguel, teclista del grupo y gracias al cual estos textos pudieron ver finalmente la luz.
Sin más dilación, les invito a descubrir un mondo cargado de fábulas oscuras, sueños rotos, mucha imaginación y rock a raudales. Dejen atrás toda esperanza…