Maratones solidarios

Siguiente entrega de la antología «Esto lo contamos entre todos», que surgió como una manera de dar voz al subconsciente de todos aquellos que, durante la cuarentena que comenzó el 15 de marzo de 2020, se prestaron a participar en este experimento.

El resultado de ese esfuerzo fue un compendio de cuarenta y cuatro variopintos relatos de diversos géneros —desde comedia o drama, hasta ciencia ficción, realismo mágico o terror—, que crecían y se imbricaban poco a poco, conectándose entre sí para formar un universo complejo y orgánico en torno a los conceptos de pandemia, cuarentena y encierro en sus sentidos más amplios, pero con la suficiente entidad propia como para ser intemporales.

En esta ocasión @Mahernandezpastor me puso el reto de comenzar con la premisa «Aquel fue totalmente diferente a los maratones anteriores…».

¿Quién nos iba a decir en aquel momento que el maratón más duro de nuestras vidas iba a durar más de tres meses?

Maratones solidarios

Aquel fue totalmente diferente a los maratones anteriores, porque, aunque ya había participado en muchos eventos benéficos, que terminase aquel reto en particular podía suponer la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas del planeta.

Trató de ralentizar su respiración, poco a poco, acompasando los latidos y desterrando la ansiedad que a veces le embargaba.

Inspirar. Expirar.

Inspirar. Expirar.

Notaba cómo el pulso se ajustaba a su media de reposo, a pesar de la presión que sentía alrededor. Le oprimía la atmósfera cargada de silencio. Un silencio respetuoso y sepulcral al que no estaba acostumbrado. Era lo que más le chocaba; lo que peor llevaba.

Pero, a pesar del silencio, sabía que no estaba solo, que muchos y muchas le acompañarían en aquel viaje, aunque estuviesen lejos. Y merecía mucho la pena, por quienes estaban luchando de verdad por superar aquella prueba.

Mentalizarse no había sido fácil, en realidad. Al principio no se lo había tomado muy en serio y, cuando vio llegar el día, el mundo se le echó un poco encima. Incluso pensó en hacer trampas para ganar algo de tiempo y paz mental, pero desechó la idea de inmediato; los atajos al final siempre te estallaban en la cara. Así que terminó por asumir su falta de previsión, hacer de tripas corazón y acogerse a la normativa para tratar de hacerlo lo mejor posible.

Se ajustó bien sus zapatillas e hizo un poco de calentamiento para desentumecer los músculos mientras esperaba aquel sonido familiar; al fin y al cabo, tantas horas terminarían pasándole factura si no era un poco previsor. También controló el avituallamiento, que en aquellos casos era importante para no desfallecer. Saber dosificar las energías, mantener la hidratación. Sería duro, pero no imposible. A peores retos se había enfrentado con éxito sin quejarse. Aquel también lo superaría.

Abrió el pecho para estirar los músculos agarrotados y giró el cuello con satisfacción al notar crujir sus vértebras.

Inspiró una última vez, más profundo, y por fin se relajó. Estaba preparado y nada le iba a impedir alcanzar aquella meta, porque había tanto en juego que el esfuerzo se convertía en una nimiedad.

Tomó posiciones, soltó despacio el aire y alargó el brazo para coger de nuevo el mando.

Era una persona activa y no estaba para nada acostumbrado a quedarse en casa, pero eso era precisamente lo único que le habían pedido y se había propuesto cumplir con su deber encajándose las once temporadas de Expediente X entre pecho y espalda.

Aquel maratón fue totalmente diferente a los anteriores que había hecho, pero no tenía por qué ser menos satisfactorio, pensó mientras se abría otra cerveza.

Un relato de Fernando D. Umpiérrez

A partir de la premisa de @Mahernandezpastor:
«Aquel fue totalmente diferente a los maratones anteriores…».

«Esto lo contamos entre todos». © Todos los derechos reservados.

Banda Sonora Opcional: Born to run – Bruce Springsteen

Publicado por Fernando D. Umpiérrez

Guionista, escritor, superviviente y tan biólogo como médico el Gran Wyoming. Un soñador empedernido encerrado en el cuerpo de un pragmático redomado. Observador impasible de realidades alternativas. Ahora sobrevivo como guionista de fortuna. Si buscas alguna historia y no la encuentras, quizás puedas contratarme...