Consciencia

Caminaba, como siempre, sumido en mis pensamientos, haciendo balance de lo pasado y lo porvenir. Siempre diseñando planes, como si lo improvisado fuese un sentimiento pecaminoso capaz de hacerme caer en el más profundo de los abismos. De repente, un pequeño ratón se cruzó en mi camino y me miró a los ojos con aire temeroso, pero con cierto brillo de curiosidad.

— ¡Hola! — dijo la pequeña criatura — Tienes pinta de estar dándole vueltas a un montón de cosas, de pensar intensamente. ¿Por qué lo haces?

La pregunta destruyó todos mis esquemas. ¿Acaso debía haber una razón para pensar? Simplemente pensaba, ¿era eso un crimen? No obstante, dudo mucho que aquel personajillo quedase satisfecho con una respuesta tan simple para una pregunta tan compleja.

— Supongo que es por el hecho de ser humano — contesté finalmente.

[pullquote]La pregunta destruyó todos mis esquemas. ¿Acaso debía haber una razón para pensar? Simplemente pensaba, ¿era eso un crimen?[/pullquote]

— Ummm, bueno, yo no soy humano y creo que pienso — objetó el pequeño ratoncillo —. Además, estoy seguro de que conoces a muchos humanos que no lo hacen.

Nunca lo había visto de esa forma pero, dejando a un lado el punto de vista antropocéntrico, a ciertos niveles todas las criaturas podían pensar, si bien mis pensamientos podrían ser más abstractos que los de otros animales, por no estar mediados exclusivamente por el instinto.

— Tal vez no has entendido la pregunta por ser demasiado compleja — dijo el ratón — ¿Quieres oír una respuesta?

— No puedo creerme que un ratón de campo pretenda darme lecciones — espeté, molesto —. Puede que tú pienses en cosas simples como si vas a encontrar algo de comer hoy o si vivirás hasta mañana, pero mis pensamientos son mucho más complejos y dudo mucho de que puedas alcanzar ese nivel de consciencia.

— Oye, ¿te has parado a mirarme un segundito? — el ratoncillo parecía un tanto molesto — Soy un ratón parlante y ni tan siquiera me has preguntado por ese pequeño detalle en particular. Tú simplemente piensas porque te pasan cosas y quieres entenderlas, porque crees que sientes lo que hay a tu alrededor. Pero piensas tanto, que has dejado de fijarte en tu alrededor, de ser receptivo. Has dejado de sentir.

La próxima vez que te pase algo tan extraordinario, como encontrarte con un animalillo de campo elocuente, limítate a disfrutarlo. Siempre habrá tiempo de ser analítico después.

Tras estas palabras, el ratoncillo dio media vuelta y se perdió por una de las veredas del camino. Yo me paré desconcertado, olí las flores que crecían impasibles al borde de la carretera, ajenas al surrealista encuentro, y respiré hondo en una fría pero soleada mañana de invierno, de camino a la facultad.

 

Un relato de Fernando D. Umpiérrez

 

Banda Sonora Opcional: One brown mouse – Jethro Tull

Publicado por Fernando D. Umpiérrez

Guionista, escritor, superviviente y tan biólogo como médico el Gran Wyoming. Un soñador empedernido encerrado en el cuerpo de un pragmático redomado. Observador impasible de realidades alternativas. Ahora sobrevivo como guionista de fortuna. Si buscas alguna historia y no la encuentras, quizás puedas contratarme...