Cría cuervos

Chester McCorax inspeccionó aquella cáscara de pipa con ceñudo interés, pese a que la miga de pan abandonada, de aspecto mohoso, también le llamaba poderosamente la atención. Finalmente se decidió por la miga, atacándola ávidamente con su pico oscuro y semicurvo.

Tal vez por aquellos fríos lares la vida de los cuervos no tuviese el considerado glamour de las águilas reales ni la afamada sabiduría de los búhos, pero era una vida sencilla y respetable. Chester apreciaba esas cualidades por encima de la mala fama de resentido, agorero y desagradecido. Una losa asociada a sus congéneres desde el principio de los tiempos, y que algún escritorcillo con ínfulas de poeta se había encargado de cincelar para la historia en letras de mármol. Al menos podía congratularse de no haber nacido paloma. Malditas ratas del aire.

Pese a ello, no podía evitar mirar con mal disimulada envidia a los cisnes que se pavoneaban por aquella antigua ciudad de la vieja Europa. Con su elegancia acaparaban todas las migajas de los visitantes, no solo en verano cuando podían desplegar sus encantos, sino también en invierno, una época festiva y gélida cuya melancolía le venía a Chester como anillo al dedo. Por eso no perdía ocasión de poner a prueba la escasa paciencia de los anátidos tirándoles de la cola y arrancándoles, en un despiste, alguna que otra pluma.

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¡El Tintero Infinito se va de vacaciones navideñas!

El Tintero Infinito y un servidor, nos tomamos unas merecidas vacaciones. El 2017 estará cargado de buenas perspectivas y de muchas novedades, y para todo lo que se avecina hace falta coger fuerzas.

Espero regresar pronto con nuevos relatos, nuevas reflexiones y *novedad* un diario de bitácora de mis próximas aventuras lejos de mi tierra natal, en busca de un futuro en esto de contar historias.

Solo me queda desearles unas felices fiestas, un inicio de año inmejorable y muchas y muy buenas lecturas.

Pero sobretodo, que el 2017 nos traiga coraje para dejar a un lado los miedos que nos lastran, determinación para iniciar los proyectos que tanto tiempo nos hemos dejado en el tintero y fuerza para no renunciar a nuestros sueños cuando las cosas se pongan difíciles.

¡Hasta el año que viene!

Otro año más…
Especial Navidad

El Tintero Infinito les desea… ¡Feliz navidad!

Se sentó cerca del calor que emanaba aquella calidez prestada, enjugándose el sudor por el esfuerzo. Ya estaba demasiado viejo y demasiado gordo para aquel trabajo, pero había firmado un contrato que debía de cumplir, fuesen cuales fuesen las abusivas cláusulas que contenía.

Cuando hubo recuperado el aliento, desplegó el mapa que, junto con una lista interminable, le había vendido aquel condenado canijo verde de mirada turbia, y trató de orientarse con las referencias que veía a su alrededor. Los últimos tres puntos de entrega le habían estado extrañamente vetados, sin apenas indicadores y con estrellas que no casaban con los estándares que estipulaba claramente el concordato. Empezaba a darse cuenta de que había sido víctima del timo más antiguo y su principal enemigo por fin se haría con la victoria. Por suerte, más sabe el diablo por viejo que por diablo y aún le quedaban algunos ases bajo su gruesa y acolchada manga.

Sacó un móvil del bolsillo forrado de borreguillo y accedió a la agenda sincronizada con la nube. Dio un tono, luego otro y finalmente saltó el contestador.

– Ha llamado usted al teléfono de Balt…– Colgó maldiciendo su suerte y volvió a echarle un vistazo al siguiente nombre de la lista – ¿Abraham Kauffmann? – Leyó incrédulo. Aquella iba a ser una noche especialmente larga.

 

Un microcuento de Navidad de Fernando D. Umpiérrez

 

Banda Sonora Opcional: The season’s upon us – Dropkick Murphys

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