¿De verdad es tan importante tener razón?
Reza una frase del tragicómico humorista Louis C. K.:
«Cuando alguien te dice que no le has herido, no puedes decidir que no lo has hecho»
A priori, esta frase destila un gran sentido común, pues el peso del daño, especialmente el daño emocional, recae siempre en el receptor y el emisor no tiene —o no debería tener— la potestad para decidir de manera unilateral, sobre el grado de dolor, de mal o de bien que ha ocasionado con sus actos. Lo único que puede hacer es acarrear con las consecuencias.