Dulce beso inesperado
Nueva entrega de la serie Inspiraciones mutuas dedicada a Mondo Diávolo. Si la anterior entrega estaba inspirada en una evocadora imagen de Miguel Izquierdo, carismático teclista del grupo, hoy les traigo un relato inspirado en la inquietante y poderosa fotografía de Alex Clon, su vocalista, siempre de la mano de Medialuna Photography.
Alex es un auténtico torbellino sobre el escenario, capaz de atrapar tu atención (y tu alma, si te descuidas) desde el primer segundo que los focos le iluminan. ¡Disfruten de este relato, valientes!
No quiero mirar, no puedo dejar, que me causes temor….
Dulce beso inesperado
Podía ver su cuerpo inerte, reposar plácidamente, en aquel antiguo suelo. Parecía casi dormido y, sin embargo, algo le decía que aquello no era un simple sueño. Largo tiempo estuvo contemplando sus propias facciones, pálidas pero tranquilas, sin saber qué pensar, sin poder ni tan siquiera reaccionar ante una escena a todas luces incomprensible.
[pullquote]Sus errores, sus aciertos, sus tristezas y alegrías, reposaban inertes en el frío suelo de una habitación vacía.[/pullquote]De repente sintió que la atmósfera de la habitación se volvía, por momentos, más cargada y opresiva. Pensó en huir, pero no encontró ninguna salida, salvo aquella ventana que daba hacia un inmaculado blanco cegador.
— ¿Sería aquello que llamaban purgatorio? — pensó ausente.
No podía imaginar un limbo más decadente, pero allí estaba y tenía la certeza de que lo único que le quedaba era una profunda reflexión. Sus errores, sus aciertos, sus tristezas y alegrías, reposaban inertes en el frío suelo de una habitación vacía, mientras su alma etérea era incapaz de comprender la situación. Toda su vida reducida a un cuerpo, al que solamente le faltaba el trazo infame de una tiza, y la sombra del dulce Tánatos, flotando solemne alrededor.
En un segundo, la Fría Dama reclamó, lo que a él le había supuesto una vida construir. Vino sin previo aviso, silenciosa, altiva y sabia y, como por arte de magia, le permitió, con su dulce beso, dejar por fin de sufrir. Fue una liberación largo tiempo deseada y, sin embargo, ¡le quedaba tanto por hacer!
Fue un regalo envenenado. Fue un dulce con sabor a hiel.
Un relato de Fernando D. Umpiérrez
*Si te has quedado con ganas de más, pronto habrá nuevas entregas con el resto de componentes del grupo y fotografías que no te dejarán indiferente.
Banda Sonora Opcional: La desilusión – Mondo Diávolo